![]() |
10/06/2012 ~
Cuando se piensa en el dolor, en el sufrimiento, automáticamente llegan a nuestra mente durísimas imágenes como son las guerras, capaces, en un solo día, incluso en un solo minuto, de arrebatar la vida a numerosas personas y, también, de paso, arruinársela a todas sus familias, que jamás olvidarán el dolor de ver morir a sus seres más queridos, sin poder hacer nada por evitarlo. Nosotros, los ciudadanos de este inmenso planeta llamado Tierra, creemos ser simples marionetas en manos de los grandes dirigentes, que actúan, en su mayoría, no como deben, sino como quieren y son los culpables casi siempre de estas horribles guerras. Se consideran a sí mismos dioses capaces de conseguir todo cuanto se propongan y no dudan en jugar con nuestros sentimientos. Nos mienten, tratan de convencernos mediante discursos que ni siquiera ellos son capaces de escribir y que una vez leídos, tampoco entienden. ¿Qué hacemos nosotros? Les criticamos, desaprobamos sus decisiones y maldecimos cada uno de sus actos. Pero, ¿acaso somos mejores que ellos? Nosotros no podemos controlar las guerras que aún hoy en día, en el siglo XXI, se extienden por todo el mundo, pero sí tenemos a nuestro alcance un arma muy poderoso, capaz de infligir en las personas daños irreversibles que permanecerán de por vida junto a ellas; las palabras. De éstas sí somos dueños y podemos decidir para qué utilizarlas. En la mayoría de las ocasiones las empleamos para comunicarnos, para expresarnos pero, ¿y cuántas para criticar y hacer daño a los demás sin importarnos? ¿Por qué odiamos y nos levantamos contra las guerras, por todo el dolor que causan pero, luego, no dudamos en usar malintencionadamente las palabras contra las personas, aun sabiendo y conociendo el dolor que pueden causar en ellas? En las guerras muere gente, pero también unas horribles palabras pronunciadas contra alguien pueden destruirle, aunque no por fuera, sí por dentro para siempre. ¿Por qué entonces podemos llegar a ser tan crueles y, sin embargo, sólo nos damos cuenta de la crueldad de los actos de los demás? Saben, no somos superhéroes que puedan salvar el mundo y acabar con todo el mal que hay en él, pero sí somos personas y como tales, podemos contribuir a que éste sea mejor. Dejemos de observar y criticar todo lo que el vecino hace mal y comencemos a mirar y cambiar todo aquello que nosotros mismos no hacemos bien. Ahí está la clave y la solución para que este mundo sea un poco mejor cada día. ![]() (Pasado | Futuro) Soy una chica que no se conforma solo con soñar, sino que aspira a cumplir sus sueños; gran defensora del amor como ley y de la paz como modo de vida. Me considero dichosa por vivir cada día de acuerdo a mis ideas y opiniones, sin engañarme a mí ni a nadie, y sin dejarme arrastrar por ese gran colectivo tan influenciable llamado sociedad. Con una sonrisa siempre en la cara, no dudo en ayudar a alguien cuando lo necesita, aun siendo consiente de que ellos en mi lugar no lo harían. Adoro escribir, quizás porque busco entre las palabras esa felicidad que no encuentro muchas veces entre las personas. No contaré mucho más sobre mí; prefiero que me conozcan a través de mis palabras. Como dijo Rudyard Kipling:
Pretendía escribir una descripción del blog en este espacio, pero por más que lo intento, no me salen las palabras, quizás porque ni yo misma conozco el sentido de este blog. De lo que sí estoy segura es que en este blog no encontrarán nada que no sean palabras y más palabras, algunas impulsadas por dudas o miedo, otras quizás por amor... Les recomiendo entonces que si desean conocer en qué tipo de blog se encuentran, lo lean y lo juzguen por sí mismos.
Como en todas partes, hay unas normas que cumplir. Supongo que son muy obvias, pero es mi obligación recordárselas, para que no haya malos entendidos después.
![]() |